sábado, 7 de agosto de 2010

Guía Texto Informativo

Texto informativo

Hablar, escuchar, leer y escribir son acciones que se hallan insertas en el complejo sistema de la comunicación.
Un texto informativo es un tipo de texto a través del cual el emisor da a conocer a su receptor algún hecho, situación o circunstancia.
Cuando hablamos de texto escrito informativo, nos referimos únicamente a aquel texto que ha sido escrito por un emisor cuya intención principal es, como dijimos "dar a conocer" algo, sin que intervengan primordialmente sus emociones ni deseos.
Son muchas las cosas que se pueden dar a conocer de esta forma, lo central del texto en este caso es la información. Esto no quiere decir que en un texto informativo nunca se expresen los sentimientos ni los deseos del emisor, puesto que en ocasiones esto sí ocurre, pero de todos modos estos siempre pasarán a segundo plano.
El lenguaje de un texto informativo debe ser, sobre todo, formal.

Características
Ejemplar: al escribir un texto informativo no se deben usar palabras familiares, ni vagas, ni mucho menos indecorosas. Tampoco se trata de que las palabras sean rebuscadas, por el contrario, deben ser comprensibles.
Preciso: debe tener mucha claridad; nada de metáforas poéticas, refranes populares, ni ningún otro elemento que pudiera producir dobles interpretaciones. El mensaje debe quedar perfectamente claro para quien lee, ya que el objetivo que se debe cumplir es informar, y un receptor confundido no estará informado.
Correcto: tanto ortográfica como morfosintácticamente. Al escribir un texto informativo debes cuidar que no se te escape ningún acento, ninguna coma, que las frases y oraciones estén bien construidas, así como también los párrafos.

Además del lenguaje que se utiliza para escribir los párrafos que compondrán el texto informativo, existen formas adecuadas para construir dichos párrafos.
Comenzaremos por definir qué es un párrafo: es un conjunto de oraciones con un solo tema central o idea principal. Desde el punto de vista formal, un párrafo comienza con una sangría -espacio en blanco, que aleja la primera letra del margen de la página-, y termina con un punto aparte.
Pero, más que esto, lo que determina el cambio de párrafo siempre será el tema central del que se escribe. Este tema central puede estar claramente expresado en una de las oraciones, en tanto las demás sirven de apoyo; o bien, la idea principal puede no expresarse claramente y es preciso inferirla de todas las oraciones que conforman el párrafo.
Estas oraciones, que componen el párrafo, pueden estar separadas por medio de la puntuación correspondiente o estar conectadas a través de nexos como las conjunciones o locuciones, que ayudan a comprender la relación que existe entre las distintas ideas. En este sentido hay que ser cuidadoso en emplear el conector o nexo que corresponde.

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